Hace dos años, hubo un momento en que Nate Burleson era incapaz de reconocer al que observaba cuando se miraba en el espejo. El sueño se había tornado en pesadilla... sólo unos meses después que fichara por el equipo de la ciudad que lo vio nacer, al ser traspasado de los Minnesota Vikings a los Seattle Seahawks por una ronda del draft.
Su capacidad explosiva desde la posición de wide receiver hizo que este jugador, que brilló en el Instituto O'Dea de tal forma que fue elegido Deportista del Año de Seattle en 1999, fuera una adquisición lógica para los Seahawks, tanto dentro como fuera del campo. Por lo tanto, nadie hubiera podido predecir la respuesta negativa del primer año en su vuelta a casa como profesional.
Tener que aprender las tres variantes de la posición de receptor, un dedo roto y la presión de jugar en Seattle, sin duda fueron factores que afectaron a Burleson.
"Fue un inicio muy duro, la presión fue fuerte y el hecho de romperme un dedo tampoco ayudó", explicó Burleson. "Me tuve que enfrentar a muchas cosas a la vez y mentalmente no supe relajarme. Estuve bastante tiempo dudando si debía estar aquí o no. Ahora, sé que pertenezco a esta organización y que me veo bien cuando me miro al espejo, vestido con los colores de los Seahawks."
Ganándose el derecho de ser titular en la posición de split end (receptor que se coloca más abierto sobre la línea), Burleson, de 26 años, prácticamente sumó tantos touchdowns la temporada pasada (11) como los que llevaba en su carrera profesional antes de llegar a Seattle (13). Nueve llegaron en recepciones y dos en retornos (uno en kickoff y el otro en punt). Sus números de pases atrapados también fueron excelentes: 50. Se mantuvo sano y muy veloz. Lo curioso es que el giro se diera antes del final de la campaña 2006, cuando el staff de entrenadores le pidió que se centrara principalmente en los retornos de punt.
Era como si su experiencia no sirviera, pero aún así aceptó de buen grado.
"Cuando llegué no sabía a qué atenerme. Me encontraba como el niño nuevo en el colegio nuevo", recuerda Burleson. "Después del comienzo, ya no sabía si jugaría o no, si sería titular o ni siquiera suplente. Mi confianza estaba muy debilitada. Por eso, cuando me dijeron que entraría al campo regularmente, aunque fuera en labores de retorno, me sentí aliviado, pues podría ayudar al equipo."
El gran cambio se dio en un partido disputado en casa contra los St. Louis Rams. Los Seahawks tenían serios problemas en ataque y perdían 16-14 en el último cuarto. Burleson tomó un punt y avanzó 90 yardas, pegado a la banda, hasta la zona de anotación visitante. Seattle ganó el choque y la confianza del receptor comenzó a recuperarse. También pasó a ser un peligro regresando kickoffs, pero sus números ofensivos finales, 18 recepciones y dos balones atrapados para touchdown, no eran lo que se tenía en mente cuando se le fichó.
Los problemas siguieron hasta el primer mini camp del año pasado, pero en el segundo todo cambió para bien. Burleson, junto al veterano Doug Baldwin, será el receptor clave al inicio de una nueva temporada, tras la marca de D.J. Hackett como agente libre y la lenta recuperación por la que está pasando Deion Branch, después de su lesión en la rodilla. Los entrenadores de Seattle se sienten cómodos con su nueva pareja de titulares.
"Es claro que se encuentra más confortable con nuestro sistema y que sabe qué hacer", explicó el entrenador de los Seahawks, Mike Holmgren. "No suele cometer errores y es decisivo cuando toca la pelota. Ahora, Nate tendrá que trabajar en generar más oportunidades, siendo más consistente y solidificando su técnica."
"Es un atleta excepcional, pero estoy intentando que se dé cuenta de que su éxito no sólo debe radicar en ello", añadió Holmgren. "Es importante que mejore su técnica, para no depender siempre de su capacidad atlética. Es nuestro split end titular y contamos con él. Es un chico excelente, que se esforzará al máximo para romper algunos hábitos negativos que ha adquirido durante su carrera, en la parte técnica."
El mejor ejemplo de la explicación de Holmgren se dio en el tercer partido de la temporada pasada, contra los Cincinnati Bengals. Burleson había dejado caer un par de pases, se empezaba a poner nervioso consigo mismo y un choque que parecía decidido, ante una excelente asistencia en el Qwest Field, podía escaparse. En el último minuto, el quarterback Matt Hasselbeck buscó a Burleson y le lanzó el balón pegado a la banda. El resultado fue una excelente acción de 22 yardas que concluyó en touchdown y sentenció el triunfo.
Esa jugada terminó de dar el empuje que necesitaba al receptor. Mientras iniciamos el training camp 2008, está claro que Burleson y Engram son los veteranos consolidados, dentro de un grupo donde hay muchos wide receivers jóvenes que luchan por ganarse un sitio.
"Aquel partido ejemplifica perfectamente lo que Matt busca en mí. Le agradezco que me lanzara, a pesar de que yo había fallado un par de recepciones", dijo Burleson. "Me dio mucha confianza y, después, pude hacerme un nombre en este equipo y demostrar ante mi gente que las expectativas que se ponían en mí cuando jugaba en el Instituto O'Dea podían tornarse en realidad. Todavía no he llegado al techo de mis posibilidades, pero los 11 touchdowns de la temporada pasada fueron algo genial."
"Me siento capaz de lograr lo que este equipo quiera de mí", continuó Burleson. "Quiero mantenerme humilde y dispuesto a hacer lo que me pidan. Cada día debo probar que puedo ser un jugador que decante la balanza de un encuentro a nuestro favor. Si me mantengo constante, espero que, tanto el entrenador Homgren como Matt, decidan poner el balón en mis manos los días de partido. Tengo ahora ya dominado el libro de jugadas y sé lo que hago. Además, estoy sano, algo muy importante. Ahora que inicio mi sexto año en la NFL me siento como un verdadero veterano, y no como un jugador que intenta ir escalando peladaños en la liga."
A diferencia de lo que Thomas Wolfe escribió, Nate Burleson esta probando que la vuelta a casa es posible.